Día de relax en una playa salvaje y desierta...
Los gallos nos despertaron temprano y en cuanto empezamos a conectar con el día, el sonido del oleaje terminó de espabilarnos. Habíamos dormido y descansado de maravilla.
Después de zamparnos unos desayunos filipinos, con cafés con leche y un panckake de plátano (qué gozada levantarse y desayunar en un lugar así :D), nos dimos un paseo por la playa y unos chapuzones. A la vuelta echamos un vistazo al "Dive Resort" que es muy pìntoresco por la cantidad de cachivaches y cosas curiosas y originales que tienen integrados en la decoración. En toda la playa... ¡¡¡debíamos estar alojados cuatro gatos!!! Nos sentimos como náufragos paseando por esa playa desierta. Es también por ese motivo, que en esta época los resorts no limpian la playa, por lo que había algas, restos vegetales y algo de basura (sobre todo plástico, aunque no exagerado) traidos por el mar.
Como habíamos desayunado mucho a medio día no teníamos nada de hambre, así que aguantamos con una cerveza y un shake hasta la cena.
Esta tarde nos llevamos un gran disgusto al darnos cuenta de que hemos traído un cargador equivocado para las baterías de la supercámara nueva que extrenamos en este viaje :O. Buscamos la manera de comprar un cargador pero no encontramos nada que nos sirviera. Luego Vic intentó adaptar el cargador eqivocado con resutlado de: uno de los cargadores de movil kaput, unas tijerillas de uñas estropeadas y el cargador equivocado con la carcasa de plástico recortada... Pero el apaño, ¡na de na!
Para aliviar el mal trago vimos una preciosa puesta de sol desde la orilla y terminamos el día con unas partiditas de billar.
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