Viaje a Silay, donde pasamos la tarde y pernoctamos para seguir viaje al día siguiente.
El despertador sonó a las 7 y 10 minutos después, yo estaba dentro del mar dándome un refrescante chapuzón frente a nuestro resort. Sensación de felicidad :-)
Recogimos y nos fuimos al puerto de Bantayán, que está en el oeste, al otro lado de la isla. Para llegar, cogimos una mototaxi (10PHP por los 2) que nos dejó junto a una furgonetilla (50 por los 2), que nos llevó al puerto. Solo hay un barco al día Bantayán-Cádiz (Negros) que sale a las 9h, pero conviene estar antes porque hay que embarcar en un barquito que nos acerca al ferry (al menos eso es lo que hicimos nosotros).
Llegamos a Cádiz, en la isla de Negros, y en el puerto cogimos una mototaxi hasta la estación de autobuses, que es un trayecto corto (unos 3-4 kms.). El conductor intentó cobrarnos 175PHP, diciendo que por ser "un vaje especial", pero sin explicarnos a qué se refería, así que nos hicimos los tontos y le pagamos 75PHP. Protestó un poco pero al final se conformó de sospechosa buena gana... :-)
Nada más llegar a la estación de autobuses nos subimos en uno que nos llevaría a Silay en un viaje de unas 4h., creo recordar. Nos bajamos en el centro de Silay (eran como las 14h), al lado del parque de la ciudad. No teníamos reservado alojamiento, pero tiramos por la acera, pasando frente a la catedral, hasta que nos topamos con la Valdevia Pension House, preguntamos, vimos algunas habitaciones disponibles y nos quedamos. Habitación amplia y correcta, con baño, aire acondicionado e internet en zonas comunes. Además tiene un restaurante. Está en una de las casa históricas de Silay. 600PHP (tienen habitaciones más caras y más baratas, esta era la que les quedaba disponible).
Comimos muy bien en un italiano que recomienda la LP. Compartimos unos espagueti con bola de carne y unas bolas de calamar, raciones grandes. Pero luego pensamos que nos hubiera apetecido más comer en El Ideal, una cafetería-restaurante-pastelería con mucha solera y una buena elección de platos locales.... Como nos quedamos con el gusanillo, desayunamos allí al día siguiente. Vale la pena al menos entrar para cotillear los productos que tienen expuestos a la venta.
Silay nos pareció una ciudad un poco gris, pero nos sentimos bien paseando por sus aceras, carretera arriba, carretera abajo, admirando sus bonitos edificios de época colonial. Además, aprovechamos para entrar en un hipermercado enorme para cotillear los productos, marcas, formatos y cualquier cosa curiosa... Es algo que hacemos en todos nuestros viajes. Además cambiamos los dólares que traíamos en un "Money Gram" porque calculamos que íbamos a necesitar más pesos y no sabíamos si más adelante, en corto plazo, podríamos cambiar...
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