Hoy visitamos la Hacienda Barú.
Por la noche llovió bastante, pero amaneció un día luminoso, despejado y
fresco. A las 6am desayunamos en la playa lo que habíamos comprado el día
anterior en el super, y emprendimos la caminata a la Hacienda Barú, que está a 3km del pueblo, por
carretera. Llegamos a las 7.30am.
Con la entrada te dan un plano con los senderos, que recorrimos. Además incluye
un mariposario (que vimos) y un jardín de orquídeas (que no vimos).
Estuvimos andando un total de 7h. Hay dos senderos fundamentalmente, uno largo y sencillo (sin desnivel), que pasa por la playa y por un vivero de tortugas, y otro más corto pero rompepiernas, que sube a una colina con un mirador desde el que se divisa Dominical. En total son 7km de senderos por diferentes hábitats como bosque primario, secundario, manglar, pantanos, pastizales y playa. Durante el recorrido, disfrutamos de un grupo de monos capuchino cara blanca que jugaban a bajo nivel, una rana camuflada como una hoja, alguna iguana y algunos pájaros interesantes. Había muchos mosquitos.
Comimos en el mirador y volvimos al pueblo a las 2.30pm, derrengados. Nos dimos una ducha fría y nos quedamos dormidos. Estábamos cansados y habíamos pasado mucho calor. Necesitábamos reponernos.
A las 5pm
salimos a cenar. Buscamos un sitio más tranquilo que el Tortilla Flats (que
tenía mucho jaleo). Lo encontramos siguiendo el camino paralelo a la playa, en
el otro extremo, el Cocos,
donde nos tomamos una sopa de pescado con arroz y verduras riquísima. Además de
la consabida Imperial y el batido de frutas. Utilizamos el wifi y disfrutamos
del anochecer y de un buen aguacero.
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