Llegamos a Dominical y disfrutamos de la playa y el pueblo.
Cogimos el autobús de las 9.30 a Dominical a
donde llegamos a las 11am. Nos alojamos en el Hotel San Clemente (25$). Un cabina bastante cutre, pero frente a la playa
y con vistas al mar, en un sitio tranquilo. Nos dio buen rollo. Éramos los
únicos inquilinos. Dominical es un pueblo muy pequeño y tranquilo. Estaba
adormilado, con varios negocios cerrados y muy poca gente, seguramente por ser
temporada baja. Está muy enfocado a los surferos y tiene un aire un tanto
destartalado. La playa me pareció espectacular de grande y salvaje, con unas
rugientes olas de impresión. Nos gustó.
Sobre las
4am dimos un paseo por el pueblo y la playa. Yo intenté bañarme en el mar, pero
me fue imposible. Las olas, además de grandes, tenían mucha fuerza, y la resaca
tiraba de mi hacia adentro. Además en esa zona había cantos rodados en el suelo
que me golpeaban los pies... Había intrépidos surfistas cabalgando las olas.
Para terminar vimos un precioso atardecer.
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