A las 6:30am. nos recogió un minibus. El viaje fue largo y tedioso (debido a los semáforos y la lentitud general del tráfico) hasta la Gran Muralla de Jinshanling.
Este tramo de muralla es menos visitado que el de Badaling, con diferencia. De hecho nos cruzamos con muy poca gente y pudimos hacer fotos a nuestras anchas.
Tuvimos 3 horas para subir, patear la muralla y llegar al restaurante donde íbamos a comer con el grupo, situado cerca del aparcamiento. Subimos en teleférico y vimos parte de muralla sin restaurar, con zonas algo deshechas, donde había que pasar con cuidado, y otro tanto restaurado. Nos gustó mucho la experiencia.
Volvimos al inicio, esta vez bajamos andando, donde comimos de buffet libre (incluido en el viaje), cansados pero satisfechos.
De vuelta en el alojamiento, pensábamos haber comprado billetes de tren para el día siguiente a Pingyao, pero llegamos algo tarde y bastante cansados, así que nos conformamos con mirar horarios de trenes en internet. Vimos muchos a Taiyuan y de allí a Pingyao, así que decidimos arriesgarnos e ir directamente al día siguiente a la Estación Oeste de tren con todo el petate, confiando en la suerte.
CONSEJOS:
- El viaje en autobús a la muralla se hace pesado y largo. Si llevas música o un libro, se hará más agradable.
- Lleva agua para la excursión por la muralla.
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