La visita puede ser larga y cansada por el calor y la cantidad de gente. Dentro hay una cantina donde pudimos comprar unas hamburguesas, pero yo recomendaría llevar la comida (y el agua) de fuera, saldrá más barato y seguro que estará más apetecible.
Visitamos el Parque Jingshan. Está justo frente a la Ciudad Prohibida, saliendo por la puerta opuesta a la que entremos. Subimos al mirador que tiene en lo alto de una colina, desde la que hay una buena vista de la Ciudad Prohibida y parte de la ciudad, envuelta en esa neblina marrón amarillenta que es la contaminación perenne de la zona.
Visitamos la Plaza de Tiananmen. Cogimos un autorickshaw que nos dejó en la Plaza de Tiananmen. Aprovechamos que ya no hacía sol para dar una vuelta (es mejor visitarla a partir del atardecer porque el sol puede ser abrasador). La plaza es una inmensa explanada diáfana y estaba llena de gente. Los niños jugando con cintas de colores que hacían girar sobre sí mismas. Para entrar fue necesario pasar las mochilas por un escaner.
En el hostel, contratamos una excursión a la Gran Muralla para el día siguiente.
Cenamos en la calle Dongzhimennei Dajie, muy cercana a nuestro hostel, con una animación increíble, llena de restaurantes, terrazas, farolillos rojos y gente disfrutando de la mutua compañía y de la comida, especialmente de cangrejadas de río.
CONSEJOS:
- Lleva comida y agua para visitar la Ciudad Prohibida.
- Deja la Plaza de Tiananmen para cuando no pegue mucho el sol.
- No hagas caso a los que se acerquen diciendo que son estudiantes de inglés ni de la gente, por muy amistosa que parezca, que quiera llevarte a tomar unas cervezas o un café. Probablemente intentan timarte.
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