Llegamos a la Estación Oeste de tren, en metro. La primera impresión al llegar fue impactante, todos los indicadores en chino y cientos de personas, muchas de ellas sentadas en el suelo.
Me quedé con los petates mientras Vic fue a informarse. Encontró una ventanilla en la que se atendía en inglés: ¡ningún tren a Taiyuan hoy!. Cogimos un taxi a la estación de autobuses: ningún autobús a Taiyuan hoy... Decepción, fastidio y sensación de estar atrapados en la telaraña de Pekin.
Volvimos a la Estación Oeste de tren, cogimos billete para el día siguiente a Taiyuan (para llegar a Pingyao) y volvimos al centro de Pekin para buscar alojamiento, que en esta ocasión fue el 365 Inn Hostel (la segunda opción en la que preguntamos), un lugar muy agradable situado en una zona comercial peatonal, muy cerca de la Ciudad Prohibida. Además tiene un bar restaurante a pie de calle muy acogedor, amplio, con música chula, donde comimos y nos apoltronamos a leer y escribir buena parte de la tarde.
Sobre las 5:30pm. alquilamos unas bicis cerca del hostel y recorrimos el centro: zona de la Ciudad Prohibida, plaza de Tiananmen, algunos hutones y parte del lago. Nos encantó la experiencia, mezclarnos con el tráfico y ver la ciudad desde otro punto de vista. Además nos cundió mucho el tiempo pues la ciudad es plana y está muy preparada para las bicis.
Devolvimos las bicis ya de noche y nos fuimos a cenar. Tomamos medio pato asado por el que nos clavaron 10€ al cambio y que nos pareció una birria.
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