viernes, 14 de agosto de 2015

BOGOTÁ - VILLA DE LAYVA


Desayunamos a las 7:30 en el hotel a base de huevos, tostadas, fruta, cereales y café. Y así de satisfechos, cogimos el transmilenio en una parada cercana. El transmilenio es una red de autobuses que tienen la forma de vagones de metro, pero se desplazan por la superficie, junto al tráfico, aunque por carriles propios, y tienen estaciones cubiertas, con torniquetes de acceso, operarios de control y puertas que dan paso a los diferentes "vagones". Aunque masificado (era hora punta y víspera de fin de semana), nos pareció bastante efectivo.

Nos bajamos en el cruce con la 170, donde hay una parada de autobuses privados con destino a diferentes localidades de Colombia, y cogimos un microbús a Villa de Leyva (que salió a las 9:55). Hicimos los 160km de trayecto en 2,5 horas, lo que nos dejó toda la tarde para comer y pasear por el pueblo. 

Villa de Leyva es una localidad pequeña y agradable, aunque pasear por ella se hace un poco arduo por el "adoquinado" del suelo, a base de enormes pedrolos que hacen el piso muy irregular y resbaladizo cuando se moja... El truco es andar cerca de las fachadas, donde las piedras no son tan gordas y hay más cemento entre ellas... Pero el pueblo en su conjunto, incluyendo el toque de su pavimento es bonito y tiene rincones pintorescos.

Debe ser muy tranquilo, pero no en estas fechas: fin de semana y además de puente (el lunes es feriado, como dicen ellos), es la 40 edición de la fiesta del Viento y de las Cometas :O. Ya nos parecía raro lo que nos costó encontrar alojamiento (y lo que nos costaba el que conseguimos...).

Nos alojamos en la habitación de lujo del Hostal Rana, que fue lo más económico que pudimos reservar a través de Hostelworld (la web donde están los hostales de Colombia). Nos pareció agradable y ubicado en una buena zona, tranquila, pero cerca de una de las calles principales. Además, cuenta con un patio acogedor, con una hamaca, unos sofás y un pequeño espacio de cocina. Nuestra habitación, en el piso de arriba, en un lugar discreto, con baño, una cama supercómoda y unas vistas agradables.

Por cierto, lo de "no tirar papel al váter porque se atasca" no es un mito. Tuvimos la "incomodidad" de sufrirlo y tener que arreglarlo para no pasar por la vergüenza de tener que avisar al amable propietario... :(

Tras una buena siesta, salimos ya de noche, un poco atontados y con pocas ganas de marcha. Pero en cuanto llegamos a la Plaza Mayor y vimos el buen ambiente que había, llena de paseantes, gente relajada y de buen humor, nos sentimos contagiados y en seguida nos entonamos :). Además, la temperatura era agradablemente fresca. Después de valorar la cena en diferentes locales de la zona (los que están bajo los arcos de la plaza nos parecieron carísimos), nos decidimos por unas empanadillas y unas litronas sentados en las escaleras frente a la iglesia, mezclándonos con colombianos, turistas y perros.

GESTIONES DEL DÍA:

- Reservamos alojamiento para nuestro siguiente destino: San Gil.
- Reservamos avión a Santa Marta, pero creo nos equivocamos totalmente. Teníamos que haber reservado en San Gil el autobús nocturno que, en 13 horas, hace el recorrido y te deja en Santa Marta sobre las 7 u 8 de la mañana, lo que supone ahorro de dinero en el billete, ahorro de una noche de hotel y ganancia de tiempo, pues para tomar el avión vamos a tener que ir de San Gil a Bucaramanga, allí coger el vuelo a las 15h, para llegar a Santa Marta, vía Bogotá, es decir, un "pinball" caro, largo, tedioso y absurdo. Todo un cruce de cables que todavía no me explico :(

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