Antes de salir a explorar el entorno, nos enteramos en el hotel de cómo llegar a Hong Kong.
Alquilamos unas bicis y las montamos en una barca de bambú para los dos que nos llevó a un pueblillo, río Yulong arriba. Para, de allí, volver pedaleando.
El paisaje nos pareció mágico con esas extrañas montañas como si fueran cuernos y huesos clavados en la tierra, a orillas, y más allá, del río caudaloso y plácido, surcado por pequeñas embarcaciones yendo y viniendo.
Ya en tierra firme, pedaleamos, nos bañamos y comimos en un coqueto y acogedor restaurante asomado al río. Disfrutamos de las vistas y nos relajamos leyendo y languideciendo al arrullo de las chicharras y los motores de las embarcaciones.
Cuando volvimos al pueblo, los de las bicis se habían marchado. Glub!!! Tuvimos que pedir ayuda a otros que estaban recogiendo las suyas que nos hicieran el favor de llamar a los nuestros (teníamos el teléfono en la tarjeta que nos dieron) y después de un buen rato y al segundo intento, consiguieron contactar. Al poco llegó una mujer para recogerlas y menos mal que también nos devolvió los 400 que habíamos dejado de fianza.
Nos habíamos planteado intentar ver el famoso espectáculo de luz y sonido que hay por la noche en el río, pero finalmente decidimos ni preguntar. Nos apetecía pasar de reservas, viajes, horas... A estas alturas de viaje ya estábamos saturados.
De camino al hotel pasamos por la estación de autobuses y compramos el billete del autobús nocturno que nos llevaría a Hong Kong, el último hito del viaje.
Cenamos en un "mercado nocturno" que nos costó un poco encontrar, que recomendaba la guía. Cenamos pescado del río (beer fish), que nos trajeron vivito y coleando (literalmente) para que diéramos nuestro visto bueno. En la carta había guiso de perro y de serpiente, entre otras cosas.
Cenamos en un "mercado nocturno" que nos costó un poco encontrar, que recomendaba la guía. Cenamos pescado del río (beer fish), que nos trajeron vivito y coleando (literalmente) para que diéramos nuestro visto bueno. En la carta había guiso de perro y de serpiente, entre otras cosas.
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