Pasamos la mañana buscando alojamiento para nuestro siguiente destino: Kuming. La cosa estuvo muy difícil pero al final lo conseguimos a través de un buscador web chino de alojamiento.
Recorrimos un sendero, a gran altura, entre lluvia, niebla y resol que, de vez en cuando, nos dejaba ver las impresionantes vistas de Dali, el lago y todas las poblaciones y tierras circundantes. El camino fue bonito y bastante solitario. Y vimos un par de faisanes.
Recorrimos el camino hasta un punto en que está cortado, por lo que para la vuelta, tuvimos que desandar un trozo, antes de emprender el descenso hacia Deli. Iniciamos la bajada en el templo taoista Zhonghe, que tiene un encanto de abandono y decadencia, incrustado en el bosque.
Después de una interminable bajada por un embarrado camino, a través de un bosque, cruzando un curioso cementerio, entre los árboles, llegamos casi justo detrás de nuestro hostal, tan cansados.
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